lunes, 3 de mayo de 2010

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EL ORGASMO FEMENINO


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Los secretos del orgasmo femenino
El creer en la posibilidad de una plenitud sexual es el principio de una relación satisfactoria. Para llegar a los niveles más altos, existen técnicas y zonas que pueden ser descubiertas con un poco de atención y estudio...
La sensación subjetiva de orgasmo está centrada, en la región pélvica, en el pene, en la próstata y en las vesículas seminales en los hombres y en el clítoris, en la vagina y el útero de las mujeres.
El orgasmo es una experiencia de corta duración, de no más de diez o doce segundos, con una intensidad difícil de explicar en palabras. Que las mujeres no tengan la facilidad de tener orgasmo que si tienen los hombres, no tiene nada que ver con el tipo, la manera, el modo de obtenerlos.
De hecho, la incapacidad de alcanzar el orgasmo durante el coito, a pesar de una respuesta plena ante otras forma de estimulación sexual, constituye la queja más común de las mujeres que buscan ayuda de los terapeutas sexuales.
Los orgasmos femeninos, pueden ser obtenidos acariciando el clítoris o la zona aledaña a él. Para ello, debemos advertir, que lo que conocemos por "clítoris", es apenas la parte visible y palpable de un órgano muy complejo y extenso, que hunde sus raíces cabalgando sobre la entrada del conducto vaginal, por detrás de los labios mayores y menores de la vulva.
No existe el orgasmo femenino sin la intervención del clítoris. Inclusive en aquellas mujeres que dicen que solo logran el orgasmo con la penetración, se sorprenderían si supieran que lo obtienen, porque el pene roza la entrada de la vagina, y golpetea con el hueso pubiano y las bolsas testiculares la zona de la vulva.
Esto quiere decir, que se excita el clítoris de muchas maneras, porque se encuentran en él, los cuerpos cavernosos (igual que en el pene) que se llenan de sangre con la excitación y el roce. Aquella región pequeña, que se toca como una pequeña fosita en el techo del conducto vaginal en la entrada del mismo, el famoso "Punto G" que hace relieve, cuando la mujer se encuentra excitada sexualmente.
Este punto se encuentra situado en la cara anterior de la vagina, a medio camino entre el hueso del pubis y el cuello uterino, a unos tres centímetros del exterior de la vagina.
Puede sorprender, pero los 2/3 superiores de la vagina carecen de terminaciones nerviosas. Por lo tanto, carece de sentido hoy, hablar de distintos tipos de orgasmo. Todos los orgasmos, directa o indirectamente, tienen intervención del clítoris.
Para estimular el punto "G", apoye el dedo suavemente y de una forma acompasada sobre el punto tal, modificando el ritmo según el resultado obtenido. Este tipo de caricia requiere de mucho tacto ya que el hombre puede acelerar o ralentizar, aumentar o reducir la presión y con ello hacer variar el grado de excitación de su pareja.
Se recomienda que para efectuar este tipo de caricias las manos estén completamente limpias, las uñas bien cortadas y limpias y no estaría de más utilizar un poco de crema o aceite lubricador a fin de hacerlas más suaves si cabe. Las sensaciones obtenidas serán de menor intensidad que las del orgasmo clitoroideo, pero permitirán un orgasmo más rápido y mayor número de repeticiones que también pueden ser simultaneadas con la estimulación del clítoris y otras zonas erógenas.
La estimulación del Punto G mediante la introducción del pene resulta difícil si no se ayuda con la estimulación manual, especialmente en aquellas mujeres que tengan la vagina distendida por los partos.
La variedad de la obtención del orgasmo femenino, la experimentación, la posibilidad de goce de diferentes maneras, proporciona una idea aproximada de la salud mental, no sólo sexual, de la mujer. Hoy, comienzos del siglo XXI, la salud mental de una persona, es medida por la posibilidad de tener opciones.
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El Control de la EYACULACION




El Control de la EYACULACION
El budismo tántrico, el taoísmo y el Gnosticismo Universal exigen el control absoluto de la
eyaculación, que en principio no debería suceder nunca.
Sabemos que la retención del esperma permita al hombre prolongar indefinidamente el
acto, intensificarlo hasta el paroxismo, para llegar así al verdadero orgasmo y acceder a
niveles de conciencia superiores, que la eyaculación impide. Esta proeza requiere un
control génito-urinario absoluto, especialmente de los esfínteres. Para lograrlo, un
procedimiento muy bueno consiste en orinar por escalones sucesivos, más que en un solo
chorro, como todo el mundo.
Siempre que se respeten las reglas. Se suelta un poco de orina durante uno o dos
segundos, luego se para, se retiene unos segundos (cinco o seis, luego se deja salir otro
chorro parsiomonioso, y así hasta que la vejiga está vacía.
Durante la retención, uno imagina que reabsorbe la orina en la vejiga, haciendo una
enérgica contracción y simultáneamente los dos esfínteres así como el músculo elevador
del ano (músculo pubococcígeo), lo cual produce una sensación particular, difícir de
describir, con frecuencia acompañada de estremecimientos a lo largo de la Columna
Vertebral.
En cuanto al número de chorros, variará mucho de una micción a otra; en principio se trata
de intercalar un máximo de escalones, en general de cinco a diez. Practicada
regularmente, esta técnica, al alcance de todos, facilita mucho el control de la eyaculación.
Hasta aquí hemos puesto el acento en la contracción de estos músculos, cuya acción se
puede verificar fácilmente: al contraerlos voluntariamente durante una ereccíon, el lingam
se mueve y se acerca al cuerpo. Sin embargo, para controlar la eyaculación, hay que
pensar en distenderlo voluntariamente cuando se acerca el punto límite.
Para ejercitarse, preferentemente durante una erección, hay que contraer al máximo estos
músculos lo más apretado posible, hasta que eventualmente un temblor recorra la columna.
Luego hay que distenderlos: inmediatamente disminuye la tensión en el lingam (miembro
viril), que se aleja un poco del cuerpo. Después hay que volver a contraerlos durante
algunos segundos y distenderlos seguidamente, insistiendo sobre todo en la distensión.
Acentuando la fase de distensión y prolongándola, la erección se debilita y termina incluso
por desaparecer.
Este procedimiento puede ser utilizado ya en el próximo contacto sexual. Al principio, este
control, que se adquiere fácilmente, se hace permaneciendo inmóvil; luego esta relajación
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El Control de la EYACULACION
muscular se hará incluso durante los movimientos coitales. Es muy eficaz para alejarse de
la zona límite, y evitar así la eyaculación.
Además de la alteración del ritmo y de la amplitud de la respiración, observará una fuerte
tensión en los músculos de las nalgas, del vientre, de la parte inferior de la espalda y del
lingam. Si se deja ir en la excitación, como es lo usual, se desencadenará el irreprimible
reflejo eyaculatorio, en el que participan todos esos músculos.
Entonces, para retrasar o impedir la eyaculación, hay que controlar cuando se acerca el
punto límite, la respiración, como ya se ha indicado, y -sin inmovilizarse necesariamentehay
que pensar en todos esos músculos y relajarlos.
Gracias a esa relajación, a la acción de la respiración y estirar la bolsa escrotal (alejarla del
cuerpo) esto hará que los movimientos se vuelven más flexibles, más armoniosos, y logre
la relajación. Pero es la relajación de los músculos del lingam lo que más ayuda a
dominarse: la erección se debilita un poco, y después de abandonar la zona peligrosa, la
experiencia puede continuar.
El control de la respiración es el segundo método interno para dar marcha atrás al fluir de la
energía sexual. Algunos tantrikas con mucha práctica pueden evitar la eyaculación
simplemente por medio del control de la respiración. La respiración aumenta al hacerse
inminente un orgasmo, así que desacelerar y profundizar conscientemente la respiración
puede tener un impacto importante. Cuando el hombre está apretando su músculo
pubococcígeo, ambos amantes deben permanecer muy quietos y unirse el uno al otro a
través de los corazones y los ojos. La mujer deberá adaptar su respiración a la de su
compañero y visualizar con él la corriente de energía que fluye hacia arriba, hacia los
chakras superiores.
Otra técnica es aplicar presión a lo que podemos llamar el punto sagrado masculino, que
está centrado en el perineo, en la zona que puede denominarse como «los siete
centímetros que le faltan al lingam». Normalmente consideramos que el lingam se extiende
desde la punta hasta el lugar en que se une a los testículos, pero de hecho el lingam
continúa a través de los testículos, viaja debajo de la piel otro siete centimetros y acaba en
el ano.
El punto sagrado se identifica en el perineo a mitad de camino entre los testículos y el ano,
cuando el lingam está erecto. Aplicar cierta presión a este punto cambiará de dirección la
energía de la eyaculación en diez o treinta segundos. Cualquiera de los dos deberá utilizar
los dedos índice y corazon para aplicar una presión suave pero firme. Esta técnica permite
recanalizar la ejergía del hombre sin necesidad de que deje de moverse o se aparte de su
amada. A medida que se adquiere habilidad en esto, especialmente cuando la práctica
permite que la presión se extienda energéticamente más allá de la superficie de la piel, la
cantida de presión requerida disminuye.
La táctica tántrica sutil para inhibir la eyaculación es lógica. Consiste en invertir el curso de
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la energía excretora, la que lleva a la eyaculación.
En primer lugar durante toda la duración de la unión pero sobre todo hacia el punto límite,
hay que permanecer muy calmado y concentrarse en la experiencia en curso, siempre muy
consciente de la respiración. En la unión corriente, el ritmo respiratorio y los movimientos
coitales se sincronizan espontáneamente como sigue: empuje = espiración, retirada =
inspiración. Mientras se navegue en aguas tranquilas, lejos del punto límite, esta secuencia
puede mantenerse.
1.- Cerca del punto límite, invertir ese ritmo espontáneo durante los vaivenes, por tanto
espirar en la retirada del lingam y, por supuesto inspirar a cada entrada.
2.- O bien, durante toda la duración del contacto, adoptar una respiración lenta, profunda,
repartiendo cada larga inspiración o expiración en varios vaivenes sucesivos.
Cuando llegamos al punto límite, y durante toda la alerta, hacer rechinar los dientes
apretándolos al máximo, y apretar tan fuerte los párpados uno contra otro.
Estos y otros procedimientos reducen mucho los riesgos de llegar a la eyaculación.
Quien controla la mente, controla asimismo la respiración y el esperma.
También podemos apretar fuertemente con los dedos gordo e índice de la mano
izquierda, durante tres o cuatro segundos, la zona entre el escroto y el ano (el bulbo),
siempre con una profunda inspiración. Este procedimiento puede impedir la
eyaculación, pero si a pesar de todo se produce, el esperma no sale del lingam, sino
que vuelve hacia el interior.
En el coito ordinario, el hombre es el que penetra. En el maithuna, es Shakti quien
absorve el lingam, sin prisas. Al principio sólo el glande es aspirado por el yoni,
apretado entre los muslos de la entrada de la vagina. Con los sentidos despiertos,
los amantes, inmóviles, permanecen atentos a lo que pasa entre ellos.
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AUSENCIAS


Más alla de los ojos de alguien que dice amarte hay ausencias que jamás son cubiertas, en la desolación de una espera alguien ocupa un espacio vacio y de pronto ya no esta.
Ausencias que son frias y otras muy ardientes.

Silencio por las noches

Cuando te levantas en la oscuridad del verano y los árboles permanecen sin viento más allá de la puerta abierta de par en par esta noche, qu...